Marcelino Oreja

Marcelino Oreja

Consejero Delegado, de Enagás

CuadradosCEG

La pandemia ha revelado la alta vulnerabilidad de los actores económicos ante las crisis sistémicas. En el caso de las compañías, la complejidad de las cadenas de valor y las interdependencias globales de los mercados han incrementado aún más la necesidad de adaptación y flexibilidad.

Por ello, los modelos de negocio han de evolucionar hacia una mayor resiliencia para poder hacer frente a los grandes desafíos del nuevo contexto como son el cambio climático, la preservación de la naturaleza y las desigualdades. Igualmente, deberán estar más orientados hacia todas las partes interesadas, focalizándose en generar valor a largo plazo.

Los retos de las empresas estarán, por tanto, centrados en cómo crecer y generar valor haciendo un uso más eficiente de los recursos. En este sentido, la economía circular constituye una alternativa para dar respuesta a estos retos.

A modo de ejemplo, en Enagás estamos evolucionando hacia un modelo de negocio circular, que apuesta por la eficiencia energética y por los gases renovables como vectores en el proceso hacia la descarbonización.

Tenemos el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono en 2040 a través de la eficiencia energética y la compensación de emisiones. Además, impulsamos proyectos de gases renovables, como el hidrógeno verde y el biometano, que contribuyen a la descarbonización y a una transición justa e inclusiva. Asimismo, estos proyectos son tractores en toda su cadena de valor, contribuyen al desarrollo de la industria española, generan empleo sostenible y se desarrollan en colaboración con otros socios, ofreciendo una rentabilidad adecuada.

Cambios como estos en modelos de negocio, requieren de una transformación cultural hacia formas de trabajo más colaborativas y ágiles, que implican desarrollar nuevas capacidades, y en las que la innovación y la tecnología son palancas clave.

De este modo, en Enagás llevamos años desarrollando una cultura de innovación y mejora continua que repercute en una mejora tanto de la actividad presente como de la  futura en la compañía. Esta cultura actúa sobre diversos aspectos como son la eficiencia energética y la autogeneración de energía, la medición del gas y la seguridad operativa. Respecto a la actividad futura, nos estamos focalizando en el análisis y el desarrollo de tecnologías y actividades que sean el camino hacia nuestra diversificación y que puedan poner en valor las infraestructuras y/o el know-how propios de la compañía, como son la producción, análisis, certificación y el transporte de gases renovables, el suministro de gas como combustible para la movilidad o el desarrollo de nuevas redes de fibra óptica. Además, a través de Enagás Emprende, contamos con un programa de Emprendimiento Corporativo e Innovación Abierta con 7 startups ya constituidas, a las que hay que sumar el apoyo de Enagás como inversor en otras cuatro startups externas, todas focalizadas en la mejora de la eficiencia, competitividad y sostenibilidad del sector energético.

Los retos que tenemos por delante hacen que las compañías tengamos que adaptar nuestras formas de trabajar, nuestra manera de enfrentarnos a ellos y ser cada vez más flexibles y ágiles, una dirección en la que en Enagás llevamos tiempo trabajando.